¿Cómo funcionan las tarjetas revolving y qué se puede reclamar?

¿Cómo funcionan las tarjetas revolving y qué se puede reclamar?

Todavía existen aspectos poco claros a la hora de valorar cómo funcionan las tarjetas revolving. La legalidad de ciertas cláusulas de dichas tarjetas ya era cuestionad antes del 4 de marzo de 2020; existían varias sentencias favorables a los consumidores y en contra de las entidades bancarias que facilitaban dicho producto financiero. Pero en esa fecha el Tribunal Supremo se pronunció al respecto, confirmando una sentencia relativa a las tarjetas revolving de WiZink Bank y sentando jurisprudencia sobre un asunto bastante espinoso.

Qué son y cómo funcionan las tarjetas revolving

Al igual que las tarjetas de crédito convencionales, las tarjetas revolving son una forma de préstamo bancario, pero con unas características extremadamente peculiares. El dinero que el banco presta y el cliente gasta ha de ser devuelto por este en cuotas mensuales muy bajas, lo que alarga desproporcionadamente el tiempo de pago. Durante ese tiempo, la cantidad adeudada continúa generando nuevos intereses y el dinero de las cuotas que se van abonando sirve, en su mayor parte, para cubrirlos. La consecuencia es que, para amortizar la deuda, el usuario acabará pagando una cantidad en muchos casos superior al doble de la inicialmente prestada.

Tarjeta Wizink
La sentencia sobre las tarjetas WiZink sienta jurisprudencia sobre estas reclamaciones bancarias.

A esas condiciones hay que sumar ciertas cuestionables prácticas bancarias dirigidas a que el usuario contrate el servicio. En particular, una información muy poco transparente y un sistema de amortización de la deuda tan confuso que desorienta fácilmente al cliente no experto en cuestiones financieras.

La importancia de la sentencia 149/2020, de 4 de marzo, del Tribunal Supremo

Sobre ese panorama tan oscuro se arrojó algo de luz en marzo del presente año. WiZink Bank había interpuesto un recurso de casación contra una sentencia que declaraba la nulidad de un contrato de crédito de tarjeta revolving, y el Supremo desestimó dicho recurso al entender que el interés cobrado en el caso (que alcanzaba el 27 %) era usurario por superar holgadamente el normal del dinero. La referencia para este quedaba fijada por el interés medio de las operaciones de crédito a través de tarjetas, calculado en un 20 %. En consecuencia, y como sostenía el fallo recurrido, el crédito objeto de litigio resultaba nulo.

En la sentencia del Tribunal Supremo sobre las tarjetas revolving se afirmaba que el riesgo de impago no puede justificar un interés tan elevado, y se señalaba la falta de transparencia y la agresividad de las técnicas de comercialización de los bancos, a menudo puestas en práctica sin comprobar adecuadamente la capacidad de pago del prestatario.

No se especificaba, sin embargo, una referencia numérica o porcentaje concreto a partir del  cual un interés pudiese ser considerado usurario. Pero los criterios establecidos abrieron las puertas a nuevas reclamaciones y sentencias sobre las tarjetas revolving, sentencias que siguieron la línea jurisprudencial y declararon nulas las cláusulas que fijaban intereses abusivos y resultaban injustificadamente opacas.

La situación de los usuarios y las tarjetas revolving más populares

Lógicamente, son numerosos los usuarios de este tipo de crédito que se preguntan cómo reclamar por las tarjetas revolving y cuáles son los pasos que se han de seguir.

En general, es posible reclamar extrajudicialmente las cantidades que el afectado haya abonado de más si ha existido un interés usurario. En caso de que la entidad no responda a esa reclamación, se puede acudir a la vía judicial para instar la nulidad del contrato por usura y recuperar el dinero que el banco ha cobrado indebidamente. Evaluar la viabilidad de esas pretensiones es, de cualquier manera, una labor del abogado que se encargue de llevar el asunto.

Las tarjetas revolving de La Caixa o de WiZink, ambas con sentencias en contra, no son las únicas comercializadas en nuestro país. También Alcampo, BBVA, Eroski, Carrefour, Citibank, Cetelem, Bankinter, Ikea o el Banco Santander, entre otras entidades, ofrecen productos de crédito de este tipo. Por mucho que sus ventajas y su apariencia inofensiva les hayan otorgado cierta popularidad, a menudo esconden condiciones leoninas formuladas de manera tan farragosa que solo un experto logrará advertirlas. Por ese motivo resultan indispensables la ayuda y el asesoramiento de un especialista.

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Pablo Villaverde | Estudio de Diseño