Reestructuración de Patrimonio

Cuando un empresario decide iniciar o continuar su negocio o su empresa, uno de sus principales miedos radica en que cualquier situación compleja que pueda sufrir su empresa, repercuta en su patrimonio personal y familiar, y, en consecuencia, repercuta en su vida personal y su familia.

Para conseguir evitar esto, además de las medidas que puedan y deban tomarse en el ámbito de la propia empresa para evitar, paliar o solucionar las tensiones económico-financieras, lo deseable es que, preferiblemente desde antes de que se produzcan esas situaciones, se diseñe e implemente una estrategia encaminada a estructurar ordenadamente el patrimonio personal y diferenciarlo lo máximo posible del patrimonio empresarial.

Así, por parte del empresario, podrá determinarse qué parte de su patrimonio adscribe a su actividad empresarial o comercial y qué parte de su patrimonio asegura, abstrayéndola de los devenires de su empresa o negocio.

La compartimentación en la Reestructuración de Patrimonio

La clave para lograr que dicha compartimentación de patrimonios resulte eficaz, reside en el diseño e implementación de una estrategia global y transversal, que tenga en cuenta las peculiaridades de cada caso, y a través de un estudio profundo, pueda encontrar los mecanismos más adecuados, que siendo aplicables, se encuentren dentro de la legalidad.

La necesidad de que esta estrategia alcance el conjunto de los ámbitos y las personas ligadas al empresario, hace imprescindible que se aborde desde ambos prismas: el del personal y familiar y el del empresarial.

Así, en el ámbito familiar cuestiones como el régimen económico matrimonial (de sociedad de gananciales o separación de bienes), las capitulaciones matrimoniales, los pactos sucesorios, las donaciones entre familiares, los fideicomisos o la constitución de usufructos, son cuestiones que deben ser abordadas y observadas desde una visión de conjunto, con el objetivo de blindar esos activos familiares y mantenerlos protegidos de cualquier contagio que provenga de unos potenciales problemas económicos originados en la empresa o el negocio.

Reestructuración desde la empresa

Igualmente, el trasvase de deudas debe evitarse también desde su origen, es decir, tomando medidas desde la propia empresa. El instrumento desde el que se ejerce la actividad empresarial o comercial –la constitución de una sociedad mercantil en sus distintas variantes–, la estructura accionarial de la misma, la constitución de sociedades patrimoniales, las operaciones societarias de ampliación o reducción de capital, de fusión, escisión o transformación de la sociedad.

También la retirada de determinados activos estratégicos de la propia empresa, la firma de un pacto de socios que, por un lado obligue a los distintos operadores de la sociedad a determinadas acciones y, por otro, les impida otros (cuestiones tales como la constitución de avales personales o la constitución de garantías sobre las acciones o activos de la propia empresa) o la creación de grupos empresariales, son elementos que pueden ser determinantes a la hora de proteger el patrimonio familiar y personal del empresario y de las personas afines a él.

Gestión del patrimonio

Esto hace necesario un trabajo arduo de conocimiento de todo el entramado familiar, empresarial y de las conexiones entre ambos, que permita establecer los cortafuegos necesarios para que esos vasos comunicantes entre patrimonio empresarial y patrimonio personal y familiar se conviertan en vías de una única dirección.

De este modo, en la medida de lo posible, el patrimonio personal se verá beneficiado de la buena marcha de la empresa y pueda percibir los réditos del trabajo y del riesgo asumido por el empresario. Y, a través de un diseño adecuado y atendiendo a las posibilidades que la legislación permite, impida unas consecuencias no deseadas en las personas cercanas y en el patrimonio personal de estas y del propio empresario.